HISTORIA DE MINISTERIOS FEMENILES

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Despues de 11 años de la formación de las Iglesias de Asambleas de Dios, en 1925, Etha Calhoud organizó un grupo de mujeres para la oración intercesora en Houston, Texas. En un principio, se reunian sólo para hacer oracion por los misioneros, y despues encontraron otras maneras para brindar apoyo tanto a los misioneros como para la Iglesia local. Asi fue como se formó el primer Concilio de Mujeres, precursor de Ministerios Femeniles de hoy en dia.

MUJERES UNIDAS PARA VENCER

MUJERES UNIDAS PARA VENCER
 Enero 15, 2012 Bendiciones para Ti Hermana: En esta oportunidad doy gracias a Dios por cada una de ustedes mis amadas por este Nuevo Aňo 2012. En el 2011, pudimos ver maravillas en nosotros, nuestras familias, en el cuidado de Dios, en toda area donde nos movimos. Gracias a Dios por ello, pero 2012 es una nueva oportunidad para buscar mas de Dios, servirle con mas dedicación y crecer en nuestra fe y unidad en el cuerpo de Cristo. Nuestro Tema Local este año es: “Mujeres Unidas para Vencer” Romanos 8:37 Necesitamos unirnos mas pues fue la oración de Jesus en San Juan 17:11, que sean uno asi como ejemplo de El; unidas en oración y apoyar, en comunicacion las unas a las otras, unidas en amor en el hogar. Tendremos diferentes opinions, o pensamientos pero si caminamos en el Espiritu venceremos todo obstaculo con la guia del Seňor Jesucristo. Dios nos llama a la unidad, estas tu dispuesta a ser parte para este aňo y unirte a trabajar en nuestra Iglesia donde Dios te a puesto. Unidas venceremos y veremos la Gloria de Dios, en la familia, en el trabajo, en la obra, en sanidades, en provicion, etc. AMEN, ALELUYA! Recuerda que somos mas que VENCEDORAS. Les ama en Cristo Jesus,

martes, 3 de mayo de 2011

Victoria en la palabra


Victoria en la palabra
Por Hna Julia Barbeito.

Hechos 23:11 

"A la noche siguiente se le presentó el Señor y le dijo: Ten ánimo, Pablo, pues como has testificado de mí en Jerusalén, así es necesario que testifiques también en Roma"

En el capítulo 27 de Hechos encontramos a Pablo en medio del mar. Era la voluntad de Dios que estuviera viajando hacia Roma. El Señor se le había presentado una noche, y le había dicho que era necesario que testificara en Roma [Hechos  23:11]. Aunque él sabía que Dios estaba en control, tanto el centurión que lo guardaba, como el piloto del barco, no habían seguido sus consejos. A pesar del peligro de seguir adelante, y habiendo visto que los vientos les eran contrarios, salieron del puerto y se encontraron con la tormenta. Este es el mundo en que nos encontramos.  Sentimos el oleaje alrededor. Algunas olas golpean furiosamente nuestra nave.



 ¿Qué hacían los marinos? Miraban al cielo, buscando sol y estrellas. Una luz, una guía.
 ¿Qué hacía Pablo? Miraba hacia adentro. Se fue a buscar la quietud en su espíritu, a Aquel que había cambiado su vida, a Aquel que lo guiaba en toda situación y quien le envió un ángel de luz para animarlo diciéndole:
 "Pablo, no temas..." [27:24]
Aun el gran Apóstol de los gentiles había sentido temor de no llegar a su meta.
Podía confiar en que el que había comenzado la  buena obra la completaría, con tormenta o sin ella. De ahí pasa de prisionero a padre de todos los de la nave. Reconocen que él tiene algo que a ellos les falta. La nave encalla y la tormenta pasa, pero vemos que el Señor se encarga de que Pablo continúe su viaje hasta llegar a Roma. El gozo al encontrar hermanos en Italia nos hace ver que necesitaba el apoyo de los suyos;
 de saberse entre familia: el cuerpo de Cristo. El Señor del Universo es también Señor de las tormentas.
Busquémosle para recibir ese poder y compartamos con otros las buenas nuevas.                                           
  No hay que temer.
                                         

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